Proyecto Educativo
Para la doctora y profesora italiana María Montessori, el objetivo de la educación es que los niños adquieran la máxima independencia física y psíquica, y que aprendan a pensar por sí mismos.
La doctora Montessori basó su método educativo en facilitar a los niños un entorno y unos materiales que les sirviesen para avanzar en el conocimiento por sí mismos, dejando al profesor la función de orientador.
Ella creía que las primeras etapas en el desarrollo de un niño son fundamentales, y que es preciso dar libertad a los más pequeños para que escojan entre las opciones disponibles; en otras palabras, permitir a los niños que satisfagan su curiosidad natural y descubran el mundo a través de sus propias experiencias, sin recibir la información de los demás.
En Lulú educamos a los niños con el método Montessori desde el nacimiento hasta la incorporación de los niños a preescolar
Su fin educativo es la autonomía en todos sentidos: intelectual al formar un pensador crítico, moral a través de la reciprocidad y el respeto mutuo, social al trabajar con sus pares, emocional a la seguridad que le brindan los límites, la educación de la voluntad y la autosuficiencia.
El adulto es un observador y un guía; ayuda y estimula al niño en todos sus esfuerzos. Le permite actuar, querer y pensar por sí mismo, ayudándolo a desarrollar confianza y disciplina interior.
- Los padres participan para incluir atención propia y básica de salud e higiene como requisito para la escuela
- El profesor debe estar formado en el método y cumplirá la función de observador y orientador
La educación Montessori cubre todos los períodos educativos desde el nacimiento hasta los 18 años brindando un currículo integrado.
El ambiente Montessori
El ambiente Montessori es proporcionado a la medida de los niños, con estanterías bajas y distintas medidas de mesas y sillas donde se sientan los niños individualmente o en grupos. El aula está subdividida en áreas temáticas donde se exponen los materiales y la bibliografía correspondientes y permite una gran libertad de movimiento.
Se usan materiales didácticos (científicos) auto-correctivos, ya que por medio del material va experimentando por él mismo y va corrigiendo sus errores.
El ambiente preparado ofrece al niño oportunidades para comprometerse en un trabajo interesante, elegido libremente, que propicia prolongados períodos de concentración que no deben ser interrumpidos.
La libertad se desarrolla dentro de límites claros que permite a los niños convivir en la pequeña sociedad del aula. Esa libertad y la autodisciplina hacen posible que cada niño encuentre actividades que dan respuesta a sus necesidades evolutivas. El aula Montessori reúne niños de tres edades distintas: menores de 3 años (proporcionada en nuestras Escuelas Infantiles), de 3 a 6 años, de 6 a 9 años y de 9 a 13 años.
Las salas integradas favorecen la cooperación espontánea, el deseo de aprender, el respeto mutuo y la incorporación profunda de conocimientos a través del ejercicio de enseñarle a otros.
EL NIÑO
Todo educador debe «seguir al niño».
El desarrollo del niño surge de la necesidad de adaptarse a su entorno: el niño necesita darle sentido al mundo que lo rodea y se construye a sí mismo en relación a ese mundo.
María Montessori observó que el niño pasa de la infancia al periodo adulto a través de 4 períodos evolutivos llamados «Planos del desarrollo».
Cada período presenta características radicalmente distintas de los otros, pero constituye los fundamentos del período sucesivo.
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- Del nacimiento hasta los 6 años:
está caracterizado por la mente absorbente del niño, la cual toma o absorbe todo los aspectos, buenos y malos, del ambiente que lo rodea, el lenguaje y la cultura. - De los 6 a los 12 años:
El niño posee una mente razonadora, para explorar el mundo con su imaginación y pensamiento abstracto. - De los 12 a los 18 años:
El adolescente tiene una mente humanística deseosa de entender la humanidad y la contribución que él mismo puede hacer a la sociedad. - De los 18 a los 24 años:
El adulto explora el mundo con una mente de especialista apropiándose de su propio lugar en él.
- Del nacimiento hasta los 6 años:
EL CURRICULU MONTESSORI
Desde el nacimiento hasta los 3 años
Durante los primeros tres años de la vida del niño se sientan las bases para su futuro desarrollo. Este proceso se logra gracias a la «mente absorbente» del niño que incorpora experiencias, relaciones, emociones, imágenes, lenguaje, cultura, a través de sus sentidos y por el simple hecho de vivir. Estas experiencias de vida dan forma a su cerebro, formando redes neuronales que tienen el potencial de permanecer con la persona toda su vida. En esta etapa del nacimiento a los 3 años, la educación Montessori se concentra en el desarrollo del habla, el movimiento coordinado y la independencia, que le dan confianza al niño, le permiten descubrir su propio potencial y su lugar dentro de una comunidad.
De los 3 a los 6 años
El currículo en el aula de 3 a 6 años se divide en cuatro áreas de trabajo:
- Vida Práctica
- Sensorial
- Lenguaje
- Matemática
De los 6 a los 12 años
El Currículo en el aula de 6 a los 12 años presenta una visión histórica, evolutiva e integrada del conocimiento y del desarrollo humano.
19 Mandamientos de María Montessori para los padres de familia
- Los niños aprenden de lo que los rodea
- Si criticas mucho a un niño, él aprenderá a juzgar
- Si elogias con regularidad al niño, él aprenderá a valorar
- Si se le muestra hostilidad al niño, él aprenderá a pelear
- Si se es justo con el niño, el aprenderá a ser justo
- Si se ridiculiza al niño con frecuencia, él será una persona tímida
- Si el niño crece sintiéndose seguro, aprenderá a confiar en los demás
- Si se denigra al niño con frecuencia, se desarrollará en él un malsano sentimiento de culpa
- Si las ideas del niño son aceptadas con regularidad, él aprenderá a sentirse bien consigo mismo
- Si se es condescendiente con el niño, él aprenderá a ser paciente
- Si se alienta al niño en lo que hace, ganará seguridad en sí mismo
- No hables mal de tu niño/a, ni cuando está cerca, ni cuando no lo está
- Concéntrate en el desarrollo de lo bueno del niño de tal manera que sencillamente no quede lugar para lo malo
- Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él se acerque a tí con una pregunta o un comentario
- Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Lo corregirá ahora o quizá un poco más adelante
- Está dispuesto a ayudar si tu niño busca algo, pero también está dispuesto a pasar desapercibido si él mismo ya ha encontrado lo que buscaba
- Ayuda al niño a asimilar lo que antes no había podido asimilar. Haz eso llenando el mundo que lo rodea de cuidado, discreción, oportuno silencio y amor
- Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Dale lo mejor que hay en tí